Y empresas como Texas Instruments no podrán fabricar esos chips. Necesitan procesos mucho más avanzados, nodos de 7 nanómetros, de 5, incluso menos. Eso solo puede hacerlo una empresa en el mundo: TSMC, la fundición más sofisticada del planeta. Es ahí donde se fabrican las GPUs de NVIDIA, y es ahí donde se fabricarán los chips que den vida a los próximos robots autónomos. Porque estos nuevos androides no esperarán instrucciones. Mirarán, interpretarán y actuarán: no serán extensiones de un sistema, serán sistemas en sí mismos.

Eso cambia todo. Hoy Amazon necesita millones de robots simples para hacer tareas limitadas. Pero cuando cada robot tenga dentro una GPU diseñada por IA y fabricada en TSMC, no harán falta tantos. Porque uno solo hará lo que hoy hacen diez o cien. Y no solo en depósitos, lo mismo pasará en fábricas, hospitales, comercios, hogares. La lógica es simple: si una máquina puede pensar, puede decidir; si puede decidir, puede actuar; y si puede actuar sola, ya no necesita ni supervisor ni instrucciones.

El paso que se dio al llegar a un millón de robots no es un final, es el umbral. Es el último número grande antes de que todo se reduzca. No en capacidad, sino en cantidad. Porque el futuro no será de muchos robots tontos, sino de pocos robots inteligentes. Diseñados por IA, armados con GPUs, fabricados por TSMC. Y ese futuro ya empezó.

Las cosas como son.

Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.