FUENTE: www.businessinsider.es
AUTOR: Enrique Fernández
El uso de robots en los procesos productivos supone en muchos aspectos una gran ayuda: pueden automatizar tareas repetitivas, reducir la carga de los trabajadores e introducir innovaciones importantes. Sin embargo, también puede convertirse en un problema a la hora de la recaudación fiscal.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 14% de los empleos de los países de la OCDE están en riesgo de desaparición debido a la introducción de máquinas en el trabajo. En España esta cifra podría ser del 21% en los próximos 15 o 20 años.
No en vano, uno de cada 5 españoles cree que un robot podría sustituirles en su trabajo dentro de 15 años, según revela la 10ª Encuesta de Percepción de la Ciencia, en la que también se advierte que el 52% de los españoles piensa que los riesgos de la automatización superan a los beneficios.
Que la robotización del mercado laboral destruya el 21% de los puestos de trabajo en España puede parecer algo lejano, pero lo cierto es que en algunas industrias es cada vez más real. Según la Asociación Española de Robótica y Automatización (AER), el 48% de estas máquinas en España las acapara la automoción, mientras que la industria del metal lo hace en un 19,2% y la de alimentos en un 13%.
Que la automatización destruya puestos de trabajo tiene una doble lectura. La primera, que los profesionales sustituidos deben reubicarse en otro sector, y la segunda y quizás más preocupante: una reducción en la recaudación de impuestos.
Bill Gates propone que los robots paguen impuestos: ¿Cómo se podría hacer en España?
No se sabe con certeza a cuánto puede ascender esa reducción en los ingresos impositivos, ya que depende de cómo se implante el uso de robots en el mundo del trabajo, cuántos empleos se destruyan finalmente y qué tipos de profesiones pueden desaparecer. Sin embargo, sí que parece claro que afectaría a cuestiones clave como la inversión en sanidad, educación y el sistema de pensiones.
Algunas voces autorizadas ya se han pronunciado sobre este problema, ofreciendo posibles soluciones. Es el caso de Bill Gates, que ya en 2017 propuso que los robots pagasen impuestos.
«En este momento, al profesional humano que hace, por ejemplo, un trabajo por valor de 50.000 dólares (41.000 euros), se le grava una cantidad en diferentes impuestos. Si un robot sustituye ese puesto habría que aplicarle la misma carga a nivel de impuestos», detalló Gates en una entrevista.
El fundador de Microsoft hizo hincapié en el pago de IRPF e impuestos a la Seguridad Social, aunque las figuras impositivas podrían ser otras.
«Yo creo que ese hipotético impuesto sobre los robots no será en el IRPF, sino un sobrecoste en el impuesto sobre Sociedades para que lo paguen las empresas que se benefician de ellos. De esta manera se puede solventar un problema de ingresos a la Seguridad Social», matiza Javier Gómez Taboada, abogado y vocal Responsable de Estudios e Investigación de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF) en unas declaraciones concedidas a El Independiente.
«Otra posibilidad es crear un gravamen específico. Una empresa de repartidores que en vez de tener trabajadores con una moto sustituye estos por repartos con dron, tendría que pagar más impuestos por incluir la robotización», propone Daniel Viader, profesor de derecho tributario de la Universidad Oberta De Catalunya, en unas declaraciones para el mismo medio.
Existen por lo tanto diferentes posibilidades a la hora de recaudar impuestos a través del trabajo de los robots, aunque está por ver si este tipo de medidas se empezarán a aplicar en los próximos años.