Algunos robots sencillos deambulan por Nueva York solicitando basura y material reciclable, y es adorable.

FUENTE:spectrum.ieee.org

AUTOR:Evan Ackerman

de marzo de 2023

Mi enfoque favorito de la interacción humano-robot es el minimalismo. He conocido a muchos robots, y algunos de los que más han cautivado mi corazón son los que se expresan a través de su sencillez fundamental y su pureza de propósito. Lo bueno de los robots sencillos y orientados a un fin específico es que animan a los humanos a proyectar en ellos necesidades, deseos y personalidad, lo que nos permite hacer gran parte del trabajo pesado de la interacción humano-robot (HRI).

En cuanto a robots que destacan en simpleza y utilidad, no hay nada mejor que un basurero robótico. Y en un artículo presentado en HRI 2023 esta semana, investigadores de Cornell exploraron lo que ocurría cuando transeúntes interactuaban con un par de barriles de basura autónomos en Nueva York, con resultados intermitentemente encantadores.

Lo más interesante de todo esto es la cantidad de interacciones que se produce en torno a estas máquinas, que básicamente carecen de características explícitas de HRI, ya que no son más que barriles de basura con ruedas. ¡Ni siquiera tienen ojitos saltones! Sin embargo, como se señala en el vídeo, están controlados a distancia por humanos, por lo que gran parte de la expresión basada en el movimiento que demuestran procede probablemente de una fuente humana, sea o no intencionada. Estos robots controladas a distancia se mueven de manera muy diferente a como lo haría una máquina autónomo. Los que saben cómo funcionan los robots móviles autónomos esperan que estas máquinas realicen movimientos lentos y deliberados a lo largo de trayectorias suaves. Pero, como describe un artículo anterior sobre robots basurero, la mayoría de la gente espera lo contrario:

Una peculiaridad que descubrimos es que los individuos parecen tener poca confianza en la autonomía, asociándola a la mala navegación y a los errores sociales. En otras palabras, era más probable que las personas pensaran que el robot estaba controlado por computadora si observaban que se quedaba atascado, chocaba con obstáculos o ignoraba los intentos de las personas por llamar su atención.

Al principio nos topamos con esta percepción cuando un conductor de robot con menos experiencia estaba experimentando con los controles, moviéndolo en patrones extraños. Un observador cercano afirmó que el robot «tiene que ser autónomo. ¡Es demasiado errático para ser controlado por una persona!».

Se puede inferir mucha personalidad de los robots que cometen errores o necesitan ayuda; en muchos contextos esto es un error, pero en el caso de los robots sociales sencillos en los que se puede entender fácilmente su propósito, puede convertirse en una característica entrañable:

Debido a la superficie no uniforme del pavimento, los robots se atascaban ocasionalmente. La gente estaba dispuesta a ayudarlos cuando tenían problemas. Algunos observadores movían proactivamente sillas y obstáculos para despejarles el camino. Además, las personas interpretaban el movimiento de vaivén como si los robots estuvieran asintiendo y dándoles la razón, incluso cuando dicho movimiento estaba causado simplemente por superficies irregulares.

Otra cosa interesante que ocurre aquí es cómo la gente espera que los robots quieran ser «alimentados» con basura y material reciclable:

En ocasiones, la gente pensaba que los robots esperaban basura de ellos y se sentían obligados a darles algo. Cuando el robot pasó y se detuvo junto a la misma persona por segunda vez, ella dijo: «Supongo que sabe que llevo aquí sentada bastante tiempo, debería darle algo». Algunas personas incluso encontraban una excusa para generar basura para «satisfacer» y despachar al basurero, buscando en un bolso o recogiendo desperdicios del suelo.

El documento anterior explica con más detalle a qué conduce esto:

Parece que las personas atribuyen de forma natural una motivación intrínseca (o deseo de satisfacer alguna necesidad) al comportamiento del robot y ese modelo mental las anima a interactuar con éste de manera social «alimentándolo» o esperando una reciprocidad social de un gracias. Curiosamente, el papel que los transeúntes asignan al robot recuerda al de un mendigo que pide limosna y agradece las donaciones. Esto contrasta con los análogos humanos, como los camareros o los conserjes de limpieza, que ofrecen ayuda y de quienes la reciben se espera que expresen su gratitud.

Me pregunto hasta qué punto esta interacción social depende de la novedad de conocer por primera vez a los robots basurero, y si (en caso de que estos robots se convirtieran en trabajadores de tiempo completo) los humanos empezarían a tratarlos más como conserjes. Tampoco estoy seguro de lo bien que le iría a estos robots si fueran autónomos. Si parte de la magia se debe a la presencia de un humano en el proceso para gestionar lo que parecen (aunque probablemente no lo sean) interacciones humano-robot relativamente sencillas, convertir eso en autonomía efectiva podría ser todo un reto.

 


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