Un grupo de investigadores chinos ha presentado el RoboFalcon 2.0, una nueva versión de su robot con forma de pájaro.
FUENTE:elespanol.com
AUTOR:Adrián Raya
Los drones ya han conquistado los cielos, en sus diferentes formas y tamaños y para todo tipo de aplicaciones, ya sean domésticas, para creación de contenido o para fines militares.
Pero todos estos drones tienen en común lo mismo: son inconfundibles como un dron. Tal vez, desde lejos, podrían parecer aviones, pájaros o incluso OVNIs, pero una vez que los vemos de cerca es evidente que son drones por su aspecto y su forma de volar.
Ahora llega un proyecto que pretende que nos olvidemos de eso: a partir de ahora, cualquier cosa que esté en el cielo puede ser un dron, incluso si está volando como un pájaro.
No es una alocada teoría conspiratoria, como la que afirma que los pájaros no son reales y en realidad son cámaras espía; es un proyecto muy real, RoboFalcon, que ahora ha alcanzado la versión 2.0 con grandes novedades.
Este nuevo dron con forma de pájaro es capaz de hacer lo que ningún otro: despegar por sí mismo y volar a bajas velocidades, gracias a un novedoso sistema de alas inspirado en el de las aves y los murciélagos.
RoboFalcon, presentado originalmente en el 2021, fue el fruto del trabajo de un grupo de investigadores chinos que se inspiró en el aleteo de los pájaros para ingeniar un nuevo mecanismo de vuelo.
El modelo original era sorprendente, pero estaba muy lejos de estar terminado; por ejemplo, necesitaba alcanzar altas velocidades para que sus alas generen el suficiente empuje, y eso también significaba que necesitaba ayuda para despegar.
Todo esto limitaba enormemente su potencial. De ahí el nacimiento de RoboFalcon 2.0, que pretende resolver esas limitaciones al mismo tiempo que da un nuevo paso en el desarrollo de drones con forma de pájaro.
Alas como las de un pájaro
La clave para obtener este avance ha estado en fijarse aún más en la manera en la que los animales voladores consiguen mantenerse en el aire, para crear un nuevo sistema.
El nuevo sistema de alas puede combinar en cada batido de ala tres movimientos clave: aleteo, barrido y plegado. Con esos movimientos es posible replicar el vuelo de pájaros y murciélagos reales, algo especialmente útil a bajas velocidades.
No es un logro pequeño, y los investigadores tuvieron que desarrollar mecanismos reconfigurables con desacopladores especiales para lograr estos tres movimientos de forma sincronizada en una sola acción.

Mecanismo de RoboFalcon 2.0 Omicrono
El resultado es lo que los investigadores llaman el mecanismo FSF (Flapping, Sweeping, Folding, es decir, Aleteo, Barrido, Plegado), que permite una coordinación precisa de todas las partes.
Un único motor principal es el que se encarga de controlar todas las fases de la trayectoria de las alas de manera coordinada.
De esta manera, el RoboFalcon 2.0 es el primer robot de este tamaño capaz de realizar ajustes dinámicos durante el vuelo para adaptarse a la velocidad del aire, algo nunca antes implementado con éxito.
La simplificación del vuelo a tres elementos es importante porque los investigadores no querían copiar directamente la anatomía de los pájaros si era posible, para reducir la complejidad mecánica y, a su vez, los posibles fallos.
Así es el pájaro robot
El resultado de esta investigación es un robot de apenas 800 gramos de peso y una envergadura de 1,2 metros, que realmente se parece a un pájaro y no sólo desde lejos.
Eso es porque el RoboFalcon 2.0 es el primer robot de tamaño similar a un ave que puede despegar solo, con movimientos que imitan fielmente los de los pájaros y murciélagos, algo que demostró en las pruebas consistentes en simulaciones computacionales, ensayos en túnel de viento y vuelos reales.
Las pruebas en túnel de viento demostraron que el aumento del ángulo de barrido mejoraba enormemente la sustentación y la capacidad de ‘pitch’ o inclinación, que son básicos para el despegue.
Finalmente, el robot finalizado consiguió transitar de estar parado completamente a un vuelo, de manera continua y usando únicamente su sistema de alas y sin necesidad de ayuda externa.
Los creadores de RoboFalcon 2.0 afirman que esta es una hazaña importante para la robótica biomimética, que imita las acciones de la naturaleza; sin embargo, también confiesan que les quedan muchos desafíos por delante.
En concreto, la eficiencia energética durante el despegue es demasiado pobre; en otras palabras, consume demasiada energía lo que conlleva sacrificar la duración del vuelo a largo plazo.
Además, al mecanismo FSF creado por los investigadores aún le faltaría otro tipo de control, el de guiñada o ‘yaw’, y eso limita seriamente la capacidad de maniobra del robot a velocidades elevadas.
Pero el proyecto ya ha entrado en la siguiente fase para solucionar esos problemas, potencialmente añadiendo un estabilizador de cola que añada estabilidad y permita controlar mejor la inclinación.
En definitiva, es muy posible que dentro de unos años tengamos que pensar seriamente si el ‘pájaro’ que hemos visto realmente es un ave, o un dron espía, y nadie nos podrá acusar de ser paranoicos.