FUENTE: www.fayerwayer.com

AUTOR: Guy Acurero

Los robots serían utilizados en una misión en una luna de Saturno.

Kalind Carpenter, ingeniero de robótica de la NASA, está revolucionando los laboratorios de la agencia espacial estadounidense con la construcción de robots espaciales que, entre tantas cosas, podrían escalar paredes de hielo y sumergirse en aguas extraterrestres.

Carpenter, quien estudió ingeniería industrial y de producto en la Universidad Estatal de Arizona y un máster en ingeniería mecánica en la Universidad Estatal de California en 2010, empezó como pasante en la NASA, sede Pasadena, y gracias a una colaboración de la agencia con su casa de estudios recibió la oportunidad de su vida.

En una entrevista con el sitio web de Bussiness Insider, contó que ha pasado los últimos ocho años fabricando robots: “Trabajé en el proyecto Puffer, un robot destinado a Marte que se infla en el lugar de destino. Sus neumáticos tipo tractor le ayudan a rodar y trepar por superficies escarpadas”.

También participé en el Ice Worm que puede escalar las paredes heladas. Además, ayudé a crear un robot diseñado para encontrar vida en el océano de una de las lunas de Saturno”, contó el ingeniero.

Kalind Carpenter

¿Cómo prueban los robots?

El propio Kalind Carpenter cuenta que en el laboratorio de Pasadena han trabajado durante años en diferentes repeticiones de un robot y buscan los entornos más extremos de la Tierra para probar y poner al límite a los androides.

He enviado mis robots a la Antártida, he cartografiado fisuras volcánicas en Hawái, he ido hasta Rainbow Basin y al cráter de Pisgah en el desierto de Mojave como análogos de Marte”, reveló.

También contó una anécdota suya en las cuevas glaciares en el Monte Santa Helena, en Washington: “Me adentré a este lugar, tan peligroso que algunas de sus zonas tiene prohibido el acceso”.

Los robots fueron probados en ese lugar por su parecido a Encélado, una de las lunas de Saturno, que también tiene conductos de vapor de agua, pero estos salen en forma de géiser al espacio, formando uno de los anillos del planeta.

A las máquinas también les enseñaron a encontrar vida, hallando criaturas unicelulares en el Monte Santa Helena, y la misión permitió probar qué sensores eran capaces de realizar mapas precisos de este entorno.

Pienso en el océano y en las lunas que hay en todo nuestro sistema solar. Sé que las tecnologías que se están construyendo nos ayudarán además a luchar contra el cambio climático, a producir energía sostenible y a aumentar la seguridad alimentaria”, concluyó Carpenter.


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