FUENTE: https://www.lavanguardia.com/economia/20220620/8350286/japon-vanguardia-global-robot-robots-robotica.html

AUTOR: Ismael Arana Hong Kong

Hace décadas, Japón se situó a la vanguardia de la automatización. Desde entonces, el país es toda una potencia en el campo de la robótica industrial –sus fabricantes cubren casi la mitad del suministro global– y despunta en la llamada robótica de servicios, útiles en ámbitos como el del cuidado de las personas mayores, la hostelería o las tareas del hogar. Una tendencia que se ha reforzado durante la pandemia, en la que se ha acelerado el proceso de automatización en muchas fábricas y favorecido aquellas tecnologías que reducen el contacto entre personas, y que deberá desempeñar un papel fundamental en la reactivación de la titubeante economía del país nipón.

El origen de esta pasión por los autómatas se remonta a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando la nación recurrió a las nuevas tecnologías para reconstruir su economía y su propia imagen nacional. A finales de la década de los sesenta, después de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, el auge del potente sector automovilístico nacional propició el despegue simultáneo del desarrollo de robots industriales. Por entonces, las innovaciones de empresas como Kawasaki, Fanuc, Daifuku o Mitshubishi permitieron automatizar sus propias líneas de ensamblaje y aumentar su eficiencia y producción. La tendencia se vio reforzada en la boyante década de los ochenta, en la que sus creaciones lograron tener un gran alcance internacional.

Con sus altibajos –pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 1991,sorpasso de China o la crisis financiera global del 2008–, el país ha conseguido mantener su carácter innovador y consolidar su papel de líder mundial en ventas al extranjero. Según el último informe de la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés) presentado en marzo, las marcas japonesas de robots industriales han aumen­ta­do su capacidad de producción y actualmente representan el 45% de la fabricación global de estas máquinas (unas 136.000 unidades en el año 2020, el 78% de sus ventas totales). “Las exportaciones de robots industriales japoneses de promedio tuvieron una tasa de crecimiento anual compuesto del 6% en los últimos cinco años”, dijo Milton Guerry, presidente de la IFR.

Ese año, el 36% de esas exportaciones se destinó a China, donde muchas de las empresas especializadas niponas tienen ubicadas sus propias fábricas. Esto ayudó a mantener el suministro durante los bloqueos impuestos durante la pandemia y reforzó la posición de las marcas japonesas en el auge posterior a la crisis. Por otra parte, Estados Unidos tiene una participación del 22% en las exportaciones de robots y tecnologías de automatización japonesas. Según el informe, los expertos aseguran que la industria estadounidense continuará invirtiendo en los próximos años en la automatización de sus fábricas y seguirá recurriendo a los proveedores nipones, “ya que proporcionan máquinas de nueva generación de primer nivel”.

Otro sector en el que el país del sol naciente ha registrado avances recientemente es el de los robots de servicio, especializados en áreas como la atención sanitaria, el transporte o las tareas domésticas. Aunque limitada todavía, su presencia ha crecido en residencias y centros de ancianos, donde contribuyen a compensar la falta de mano de obra y a aligerar tareas como la de levantar a los mayores de la cama, proporcionarles ciertos cuidados o su entretenimiento y socialización, una tendencia que se da por hecho que irá a más.

“Los obstáculos convergentes en Japón de una fuerza laboral cada vez menor, un envejecimiento rápido de su población y una falta de productividad hacen que los robots sean cada vez más necesarios. El gran experimento de los robots de servicio de Japón sentará un precedente importante para los numerosos países que seguirán las mismas tendencias demográficas”, aseguró un estudio de Global X, firma especializada en nuevas oportunidades de inversión.

Aun así, esa aura de nación robotizada y de alta tecnología que rodea al archipiélago choca de frente con su terco anclaje en algunas viejas prácticas, como el uso masivo de la máquina de fax en hospitales y centros gubernamentales o de sellos personalizados (los llamados hanko ) para firmar documentos. Pero lo que para algunos es una rémora, otros lo ven como un acicate. “El mayor escrutinio hacia la tec­nología anticuada durante la pandemia se está convirtiendo en un impulso para lograr una mayor adopción de la robótica y la automatización”, aseguró la firma.


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