El futuro podría presentar una nueva especie creada sin la intervención directa del vientre de una madre.
FUENTE:infobae.com
AUTOR:Dylan Escobar Ruiz
La reproducción humana es un fenómeno natural que conecta íntimamente el acto biológico con el emocional, pero en un futuro no lejano, la inteligencia artificial (IA) y la robótica podrían irrumpir en este proceso, replanteando los límites de la creación de vida y la maternidad misma.
Esto lejos de ser solo una teoría de ciencia ficción, se visualiza en la obra de la artista digital Viktoria, quien a través de sus redes sociales desafía a imaginar un mundo en el que tecnología y biología ya no sean conceptos separados.
Viktoria creó una pieza artística que muestra un androide que guarda en su vientre a un bebé recién nacido. La imagen plantea preguntas fundamentales sobre el poder de crear vida, junto al papel que las máquinas podrían jugar en el proceso de reproducción humana en un futuro dominado por la tecnología.
¿Podrán ser los androides los nuevos padres en el futuro?
Con esta imagen, la artista invita a imaginar la posibilidad de que algún día los seres artificiales puedan convertirse en “portadores” de una nueva generación, cuestionando de fondo los límites entre lo humano y lo artificial.
La robótica y la IA han avanzado hasta el punto de superar muchos de los obstáculos tecnológicos que limitan su integración en la vida cotidiana. Desde robots humanoides que ayudan en tareas domésticas hasta sistemas de IA que asisten en procesos de fertilización y terapia, la tecnología ha dado grandes pasos.
Así, la posibilidad de que un androide o un sistema artificial juegue un papel activo en la reproducción humana ya no parece tan utópica.
Cómo la inteligencia artificial será una ayuda para la reproducción
Los avances en biotecnología han abierto puertas a escenarios antes impensables. La edición genética, el cultivo de órganos y el desarrollo de úteros artificiales son tecnologías que sugieren que en el futuro podríamos crear vida sin necesidad de procesos biológicos tradicionales.
Estas innovaciones podrían, en teoría, integrarse con sistemas robóticos e IA avanzados, capaces de monitorear y gestionar los procesos de gestación con una precisión que la biología sola no puede alcanzar.
La pregunta es si la sociedad está dispuesta a otorgarle a una máquina la capacidad de albergar y traer al mundo una nueva vida. Allí nacen implicaciones éticas y filosóficas sobre esta decisión.
También, con esta obra la artista sugiere que no solo estará el papel de los androides en la reproducción, sino que también invita a reflexionar sobre lo que realmente significa ser “padre” o “madre”.
Qué es un ser vivo luego del avance de la inteligencia artificial
Aunque la idea de que los androides puedan “crear” vida plantea dilemas tecnológicos, su implicación emocional y filosófica es aún más compleja. Uno de los aspectos más desafiantes en esta integración IA-biología es la cuestión de la identidad y el significado de estar vivo.
Al pensar en un futuro donde las máquinas pueden participar en la creación y, posiblemente, en la crianza, surgen interrogantes sobre los límites de la humanidad.
Las emociones, una característica intrínsecamente humana, se encuentran ahora bajo la lupa de la ciencia. Se estudia si las máquinas podrían algún día “sentir” o crear vínculos afectivos con un ser humano o qué sucedería si una IA o un androide pudiera entender y expresar emociones hacia el niño que “ha traído al mundo”.
Puede que hoy las máquinas no puedan sentir como los seres humanos, pero la inteligencia emocional artificial está en desarrollo y ya es capaz de reconocer y responder a ciertos estímulos afectivos.
Asimismo, todas estas dudas plantean una reflexión inevitable: si un androide puede desarrollar un vínculo, aunque sea simulado, con un niño que “ayudó” a crear, podría desempeñar el rol de madre o padre, pero esto se irá analizando con el paso del tiempo.