Abordar problemas de salud pública es una de las principales intenciones del ingenio.

FUENTE:mundodeportivo.com

El sector de la robótica nos sorprende a cada invento que conocemos. El caso que nos ocupa no tiene que ver directamente con algunos de los más alucinantes robots del cine o con los conocidos como biobots, pero representa un paso más en la robótica, sobre todo en una muestra más de cómo ésta puede ayudarnos a explorar espacios reducidos.

La robótica blanda avanza a ritmo de mamífero marino

Un equipo de investigadores chino ha desvelado un artículo en la prestigiosa revista Science Advances, donde se muestra cómo un novedoso robot es capaz de monitorizar el agua que recorre diferentes escenarios y ofrecer información acerca de componentes químicos o virus que puedan contener.

Estamos hablando de un robot blando, inalámbrico y que no incluye ningún tipo de batería, pero que es capaz de desenvolverse a las mil maravillas en el agua gracias a su capacidad de impulso electromagnético.

A pesar de que se menciona al delfín como animal de referencia, la forma de este pequeño robot, que apenas pesa 5,3 gramos, recuerda más a la hoja de un árbol, pero con una cola que lo impulsa y que está inspirada en el cetáceo mencionado. En la investigación mencionada, los científicos han podido detectar partículas de Sars-CoV-2, amonio y cloruro en tuberías utilizadas para la experimentación.

Y las posibilidades del pequeño robot son innumerables, destacando la posibilidad de atajar problemas de salud pública en los sistemas de suministro de agua de las ciudades, pudiendo utilizar a este ingenio como detector de metales pesados, partículas biológicas o contaminantes nucleares.

El propio artículo indica que han sido los delfines los animales seleccionados como referencia para la construcción de este robot blando, dado que ‘mejora la eficacia y la flexibilidad de los sistemas de monitorización móviles electrónicos, sin comprometer el rendimiento en espacios confinados estrechos’. Y es aquí donde aparece la cola, que cuenta con un sistema de actuadores electromagnéticos que controlan una serie de imanes, los cuales permiten ‘nadar’ al robot.

La batería se ha eliminado para ahorrar peso y para que el movimiento se produzca se ha optado por utilizar frecuencias de radio, que recolectan la energía procedente del campo electromagnético de una bobina externa. Por contra, esta medida provoca que el robot únicamente pueda funcionar a una distancia de unos 4 centímetros y con la transferencia de datos a 10 centímetros. El futuro podría albergar nuevas funcionalidades y la posibilidad de utilizarlo en el interior del cuerpo humano, pudiendo monitorizar los ácidos gástricos o terapias de estimulación eléctrica.


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