FUENTE:forbes.co
El viaje de los estudiantes de la IED Las Villas, financiado con apoyos locales, evidencia el potencial STEAM del país y la creatividad e ingenio de estos jóvenes.
Con un robot bípedo y una cadena de apoyos locales, un grupo de estudiantes del colegio público IED Las Villas de Cogua, Cundinamarca, viajó hasta Japón para disputar el mundial de robótica, donde su ingenio y perseverancia desafiaron las brechas tecnológicas y financieras.
Su participación sorprendió porque se trataba de una institución pública que debió superar barreras tecnológicas y financieras que en otros países suelen estar resueltas.
El robot que llevó la insignia del colegio fue presentado como el “Guerrero Cafetero”, también denominado COLVIG en la documentación oficial. Se trataba de un bípedo humanoide construido y programado por los estudiantes, cuyo nombre hace referencia al vínculo con la región cafetera.
La preparación exigió largas jornadas fuera del horario escolar, con espacios de programación, mecánica, electrónica, diseño y simulación. El equipo trabajó con un enfoque STEAM, integrando ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, lo que les permitió aplicar sus aprendizajes a un reto de nivel mundial.
Para costear el viaje, la institución realizó una gestión extensa. Según los registros del proyecto, enviaron más de 350 cartas y realizaron al menos 35 visitas a empresas y entidades, hasta lograr apoyos de la Gobernación de Cundinamarca, la Secretaría de Educación, la Fundación Alquería Cavelier, docentes y padres de familia. No hubo grandes patrocinadores, sino múltiples aportes locales que hicieron posible la travesía.
El equipo compitió con una sola máquina, mientras otros colegios internacionales llevaron varios robots de repuesto. Ante esa desventaja, recurrieron a soluciones creativas para entrenar, como simular el peso de un contenedor con una botella de gaseosa llena de agua. Esa diferencia evidenció la disparidad de recursos, pero también la resiliencia de los estudiantes colombianos.
La experiencia en Japón se sumó a un camino que el colegio ya venía construyendo. En 2023 habían ganado en Chile el título de RoboOne en la categoría Rumble y en 2024 recibieron en Ecuador la distinción a mejor performance. Estos logros previos fueron clave para llegar al nivel competitivo de Asia y fortalecieron no solo habilidades técnicas, sino también blandas como trabajo en equipo, liderazgo y manejo del estrés.
La comunidad educativa considera que la participación dejó una semilla. El colegio planea consolidar una especialidad técnica en innovación y nuevas tecnologías para que el semillero de robótica tenga continuidad y sostenibilidad. Además, la experiencia de haber sido parte del mundial abre la posibilidad de organizar en el futuro torneos locales que amplíen el alcance del proyecto.
“Aprendimos a fijarnos una meta y con gestión conseguirla, me quedo corto si menciono que fueron más de 350 cartas intentándolo”, destacó uno de los líderes de la iniciativa. Otro de los testimonios resalta que, pese a no tener un proveedor directo de repuestos, lograron defenderse con un solo robot, lo que reafirma el carácter formativo del proceso.
La participación de la IED Las Villas en Japón muestra el potencial de los programas STEAM en colegios públicos y el impacto de la articulación entre comunidad educativa, autoridades y fundaciones. El caso abre una discusión más amplia sobre la inversión en educación técnica y sobre cómo dar continuidad a proyectos que ya demostraron que pueden competir en el escenario internacional.








