La percepción sobre la automatización ha cambiado en los últimos meses. Efectivamente representa muchos riesgos para el empleo tradicional, pero también una salvación para la humanidad en la nueva “normalidad”.

FUENTE: www.forbescentroamerica.com

AUTOR: Uriel Naum Ávila

Cuando en los 90 la automatización comenzó a tomar un nuevo auge con el desarrollo de la digitalización, muchos de los estudios e investigaciones apuntaban a la destrucción de puestos de trabajo y al creciente desempleo que generaría esta nueva era, principalmente entre quienes no estuvieran capacitados en tecnologías exponenciales.

Hoy, después de la pandemia Covid-19, y sin dejar de lado los impactos de la automatización en el empleo y otras áreas económicas y sociales, hay una nueva veta que se explora, y es la de cómo estas nuevas tendencias tecnológicas están salvando a la humanidad, por ejemplo, permitiendo a muchos realizar trabajos desde casa sin tener que exponerse al virus o, incluso, operar fábricas completas a través de tecnología virtual y en tiempo real.

Sobre este tema, recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó el estudio El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, en el que destaca cuál será el impacto de la automatización tanto en el empleo como en los salarios en la región.

“El rol de la tecnología ha crecido exponencialmente en todos los sectores de la economía destruyendo algunos oficios, generando nuevas ocupaciones y cambiando las tareas que somos capaces de hacer los seres humanos. No se necesita ir demasiado lejos: la tecnología ha permitido que millones de personas puedan trabajar de manera remota durante la crisis provocada por la Covid-19, evitando que millones de trabajadores quedaran paralizados”, seña el informe del BID.

El estudio apunta que un aspecto que debe tomar en cuenta América Latina en este proceso de automatización acelerada, es que la experiencia en los países desarrollados muestra que la tecnología favorece a aquellos que están mejor preparados para abrazar el cambio.

Y es que hasta hace poco más de un año los países de la región “habían quedado al margen del debate sobre los profundos cambios que está experimentando el mercado laboral en los países desarrollados debido a la incorporación de la robótica y la inteligencia artificial”. El tema hoy es que la pandemia Covid-19 está obligando a todas las regiones del mundo a ser parte de la transformación digital, estén preparadas o no.

“En América Latina y el Caribe es necesario tomar decisiones estratégicas ya para contar con políticas públicas y alianzas público-privadas que permitan a los ciudadanos desarrollar las habilidades que demanda el siglo XXI”, se menciona en el estudio del BID.

De acuerdo con este mismo organismo, el porcentaje de trabajadores en ocupaciones con alto riesgo de ser remplazados por robots en la región es el siguiente: Guatemala, 75%; El Salvador, 75%; Ecuador, 69%; Costa Rica, 68%; Bolivia, 67%; Panamá, 65%; Nicaragua, 65%; Argentina, 65%; Paraguay, 64%; Uruguay, 63%, y República Dominicana, 62%.

En cuanto a la adopción de robots en algunos países de la región, de acuerdo con datos de 2015, ésta ha sido limitada, y solamente algunos países destacan en su utilización en industrias como la automotriz, como Argentina, con 151; Brasil, 920, y México, con 1,424.

Si los robots llegaran hoy a América Latina y el Caribe, con la tecnología que hay disponible, solo el 6% de la fuerza laboral resultaría desplazada…” Sin embargo, “Para el año 2025 Loup Venture pronostica que el 34% de todos los robots industriales serán ‘cobots’. Esto significa que, en vez de reemplazar a los trabajadores, por lo menos un tercio de los robots complementará el trabajo humano, liberando tiempo de los trabajadores para que estos desarrollen actividades más creativas”.

Ante esta situación, donde la automatización puede impactar tanto negativamente en el empleo como generar  nuevas áreas de oportunidad, ¿qué propone el BID para América Latina? La receta a considerar es la siguiente:

  1. Generar una agenda de políticas que permita identificar los sectores que se verán más afectados por la automatización.
  2. Desarrollar un plan de carreras y de formación para adecuar las habilidades de los trabajadores, de modo que puedan transitar desde ocupaciones cuya demanda está en declive.
  3. Que los países acompañen las transiciones de los trabajadores de mejor manera, tanto en cuanto a beneficios sociales como en servicios públicos.
  4. Que los mercados laborales cuenten con las herramientas para hacer frente a los cambios exponenciales que son cada vez más veloces.

El nivel de pobreza en la región es muy alto, y de no considerarse en temas de políticas públicas los cambios que vienen, el impacto podría ser catastrófico para América Latina, pero sobre todo la brecha entre ricos y pobres.


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