FUENTE: www.lainformacion.com

AUTOR: HÉCTOR CHAMIZO 

Mientras la inflación y la preocupación por el sector energético copan todos los titulares, las tendencias del largo plazo parece que siguen cocinándose a fuego lento para brindar retornos en el mañana.

Mientras la inflación y la preocupación por el sector energético copan todos los titulares, las tendencias del largo plazo parece que siguen cocinándose a fuego lento para brindar retornos en el mañana. Las grandes temáticas, de hecho, se han convertido algo así como en las piedras preciosas de las gestoras de fondos. Es algo que se nota cada vez a un ritmo más acelerado. El enfoque largo siempre permite olvidarte de la posible volatilidad que pueda aparecer.

La robótica es uno de esos nichos de crecimiento que está bien posicionado para tener un empuje ciertamente dominante en la próxima década en Wall Street. Sobre todo, sabiendo de dónde venimos y adónde se dirige el planeta con una revolución plena en el espacio de la tecnología.

El primer robot industrial conocido data de 1937. Se trataba de un dispositivo parecido a una grúa que funcionaba con un solo motor eléctrico. Tenía cinco ejes de movimiento y podía agarrar objetos y apilar bloques de madera en patrones preprogramados. Los robots actuales, por supuesto, han avanzado a pasos agigantados. ¿En qué sectores destacan más estos avances?

Un reciente informe del equipo de Alger destaca que el grueso del uso de robots se da en el sector industrial. “Históricamente, los robots han predominado en la fabricación de automóviles y en entornos peligrosos”, apunta el equipo de análisis. Sin embargo, con los últimos cambios en el ámbito de la innovación, los mercados finales y las aplicaciones de los robots se están acelerando, pasando de la fabricación a los servicios, y de trabajar en colaboración con los humanos a trabajar de forma autónoma.

En este sentido, la logística es un ejemplo clave en el que la innovación en materia de detección e inteligencia artificial ha impulsado recientemente una revolución robótica. “La escasez de mano de obra en los centros de distribución era un problema antes de la pandemia. El Covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de soluciones robóticas en diversas aplicaciones de clasificación, almacenamiento y distribución”, comentan los expertos de Alger.

Otro ejemplo es la utilización de aplicaciones robóticas en la agricultura, la cosecha e incluso la protección de cultivos. “También pensamos que la atención sanitaria será una de las áreas de mayor crecimiento de la robótica en diversas aplicaciones, como los servicios de enfermería, la asistencia quirúrgica, la biotecnología y los procesos de laboratorio”, ahondan desde Alger.

El impulso de la robótica puede ser de tal dimensión que basta con ver las previsiones en números proyectados. La gestora prevé que el sector pase de tener una capitalización de mercado de 44.000 millones de dólares, hasta los 101.720 millones de dólares. Y estos datos, solo en cuanto a lo que tiene que ver con los robots industriales.

Los beneficiados del despegue acelerado de la robótica

Alger profundiza algo más en su análisis y expone que entre las empresas que pueden beneficiarse de la revolución robótica se encuentran probablemente los líderes mundiales en la fabricación de robots industriales. Aunque no serían los únicos que rentabilizarían mucho más sus respectivos negocios. “También, se verían premiados aquellos de la cadena de suministro subyacente de servomotores (utilizados para controlar la velocidad en los coches), láseres y proveedores de componentes, a medida que crece la implantación en las fábricas y se afianzan las aplicaciones industriales fuera de ellas”, asegura.

Y más allá del mercado norteamericano, que se espera que sea el dominante, hay otras áreas que se han de tener presentes como inversores. Para beneficiarse de las tendencias del sector tecnológico en los próximos 10 años, no se puede ignorar el continente asiático en su asignación de activos. Asia puede ser el Silicon Valley del futuro, al menos en parte. Al mismo tiempo, la velocidad con la que avanzan los nuevos modelos de negocio en la región, promovidos por el Estado, sigue aumentando.

Por ejemplo, China superó a Estados Unidos en cuanto a gasto en investigación y desarrollo en 2020 y se espera que para 2025 la República Popular ya invierta aquí unos 900.000 millones de dólares anuales. Las mayores oportunidades en Asia se encuentran en áreas tecnológicas básicas como los semiconductores, los vehículos eléctricos, la inteligencia artificial, la robótica y la automatización.

Los epicentros tecnológicos son los países de Corea del Sur, Japón, China y Taiwán. El impacto del avance económico y la creciente prosperidad se reflejará inevitablemente en los mercados de bienes de consumo. Aunque no se puede descartar que los grupos de marcas europeos también se beneficien de la dinámica asiática, el gobierno chino se está centrando cada vez más en la promoción de los fabricantes de marcas locales.


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