Descubren un material de espuma que replica varias características de la piel humana, como la auto-sanación.
FUENTE: www.chile.as.com
AUTOR: Cesar Otero
Podemos mirar al móvil que llevamos encima y sorprendernos de la cantidad de tecnología que hay dentro de ese diseño de 5-6 pulgadas. Pero incluso aunque construyamos a los replicantes de Blade Runner o los androides divergentes de Westworld, la máquina más perfecta siempre será el cuerpo humano.
Androides con piel
De hecho lo es tanto, que tras un siglo de Revolución Industrial y 40 años a fondo con la robótica, la idea de ver cyborgs tan perfectos sigue siendo (todavía) una quimera… Aunque los avances en su campo cada vez van más rápido.
La idea que tenemos de un androide es la de C-3PO de Star Wars, la de Yo, Robot, la idea de mecanismos rígidos y diseños humanoides, que no humanos. Precisamente por este motivo, los científicos trabajan en ‘desendurecerlos’, probando circuitos flexibles que se deforman pero no se rompen y siguen funcionando, y dándole más articulaciones a los exoesqueletos hasta lograr la gran movilidad que posee un ser humano. Pero además, la robótica aplica sus propias ventajas.
Espuma de piel
Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur han desarrollado un material de espuma inteligente que permite a los robots percibir los objetos cercanos y se repara a sí mismo cuando se daña, como la piel humana. La espuma inervada artificialmente, o AiFoam, es un polímero muy elástico creado mediante la mezcla de un fluoropolímero -un polímero constituido por carbón y flúor- con un compuesto que reduce la tensión superficial.
Según los investigadores, esto permite que el material esponjoso se funda fácilmente en una sola pieza cuando se corta. «Hay muchas aplicaciones para este material, sobre todo en la robótica y los dispositivos protésicos, donde los robots tienen que ser mucho más inteligentes cuando trabajan cerca de los humanos«, explicaba el investigador principal, Benjamin Tee.
Reproducir el tacto humano
Para reproducir el sentido del tacto humano, los investigadores mezclaron el material con partículas metálicas microscópicas y añadieron diminutos electrodos bajo la superficie de la espuma. Cuando se aplica presión, las partículas metálicas se acercan dentro de la matriz de polímero, cambiando sus propiedades eléctricas. Estos cambios pueden ser detectados por los electrodos conectados a un ordenador, que a su vez indica al robot lo que debe hacer, explica Tee:
«Cuando muevo el dedo cerca del sensor, se puede ver que el sensor está midiendo los cambios de mi campo eléctrico y responde en consecuencia a mi toque”. Esta característica permite a la mano robótica detectar no sólo la cantidad sino también la dirección de la fuerza aplicada, lo que podría hacer que los robots fueran más inteligentes e interactivos. «También puede permitir a los usuarios de prótesis un uso más intuitivo de sus brazos robóticos a la hora de agarrar objetos”.
El investigador jefe señaló que AiFoam es la primera de su clase que combina las propiedades de auto-curación con la detección de proximidad y presión. Tras más de dos años de desarrollo, él y su equipo esperan que el material pueda utilizarse en la práctica dentro de cinco años, para el 2026.