Un equipo de investigadoras ensaya con éxito un tratamiento con máquinas para burlar el confinamiento y otras restricciones de movilidad por la Covid-19

FUENTE: www.lavanguardia.com

AUTOR: JOSEP LLUÍS MICÓ

Tanto las terapias con arte como las que se desarrollan con animales mejoran el estado de ánimo y el bienestar de los pacientes. Sin embargo, ¿qué sucede cuando los enfermos ya no pueden acceder a estos remedios, por ejemplo, porque están confinados en sus casas? Esta fue la pregunta que desencadenó un estudio colaborativo dirigido por investigadores de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) en el que una aplicación móvil y los robots suplen las posibles carencias.

La doctora Soma Sengupta recuerda que la idea surgió durante el primer período de enclaustramiento para contener el avance de la pandemia del coronavirus. Ciertos pacientes, por ejemplo, algunos con tumores cerebrales, no pudieron seguir sus sesiones de terapia con arte. Y lo mismo sucedió con los perros adiestrados con fines curativos y sus entrenadores, que no pudieron entrar a los hospitales.

Fue entonces cuando se planteó la siguiente cuestión: «¿Por qué no pensamos una solución que sea independiente de los desplazamientos físicos a los centros de salud?». Una de las afectadas, Sankhya Jejurikar, con sordera unilateral por culpa de un tumor, reconoce que aquellos días experimentó sentimientos de “depresión y aislamiento”. Para paliar este y muchos otros efectos negativos, Sengupta se puso en contacto con su colega Claudia B. Rebola, directora del Centro de Investigación e Innovación sobre Salud y Bienestar.

Ambas, que habían colaborado en el pasado en un proyecto sobre musicoterapia, decidieron asociarse igualmente con la psicóloga Meera Rastogi. Estaban convencidas de que podrían llegar más lejos en lo sanitario “integrando las disciplinas creativas”, según subraya la doctora Rebola. De este modo, llevaron a cabo un estudio piloto de doce semanas con perros robóticos y una app a través de la que los pacientes podían “reflexionar” a partir del arte.

En el caso de los animales robot, cada uno tiene “un pañuelo inteligente, con sensores para monitorizar la cantidad y la duración de los contactos”, aclara la coordinadora de esta iniciativa. Jejurikar, que se dedica profesionalmente al arte, fue operada con éxito. Tras la intervención, declaró: “Espero ser útil, dada mi experiencia”. Y así fue, puesto que colaboró con el equipo de científicas recopilando preguntas e indicaciones para los participantes en el experimento.

Un experimento que, a la enferma, le ha dado “fuerza” porque, como ella misma confiesa, ahora es consciente de cuál es su “nueva realidad” y está segura de que puede “manejar esto”. Soma Sengupta considera que su trabajo puede contribuir favorablemente en otros ámbitos y sectores. “Hay muchas enfermedades que no se pueden curar, pero quienes las sufren sí pueden mejorar su calidad de vida”, añade la doctora.


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