Los codirectores de la Iniciativa Trabajo del Futuro, Julie Shah y Ben Armstrong, describen su visión de la «automatización de suma positiva».
FUENTE:news.mit.edu
AUTOR:Peter Dizikes | MIT News Office
Ben Armstrong (izquierda) y Julie Shah, codirectores de la Iniciativa Trabajo del Futuro del MIT, hablan de su visión sobre la automatización de suma positiva. Créditos: Cortesía de la Iniciativa Trabajo del Futuro
En 2018, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) convocó a su equipo para el Trabajo del Futuro, que concluyó en un informe del año 2020 que (si bien las nuevas tecnologías no necesariamente iban a acabar masivamente con el empleo) las prácticas y políticas inteligentes serían necesarias para dejar que la automatización complemente los buenos empleos. En la actualidad, un grupo sucesor continúa los esfuerzos del equipo: La Iniciativa Trabajo del Futuro, cuyos codirectores son Julie Shah, catedrática de Aeronáutica y Astronáutica del MIT, y Ben Armstrong, director ejecutivo e investigador científico del Centro de Rendimiento Industrial del MIT.
La Iniciativa Trabajo del Futuro está llevando a cabo investigaciones in situ en empresas manufactureras y generando trabajo de colaboración en el campus. Mientras tanto, en un reciente artículo de Harvard Business Review, Shah y Armstrong esbozaban su visión de la «automatización de suma positiva» en la fabricación, donde los robots y la automatización coexisten con las aportaciones de los trabajadores, en lugar de quitarles el puesto. Hablaron con MIT News sobre de sus ideas.
P: Empecemos por su punto de vista acerca de cómo pueden complementarse las tecnologías y los trabajadores. ¿Qué es la «automatización de suma positiva», esta idea central de la Iniciativa Trabajo del Futuro?
Ben Armstrong: Una cosa que Julie y yo observamos visitando fábricas y estudiando a los fabricantes, y que Julie identificó en su trabajo de desarrollo de tecnologías robóticas, es el equilibrio entre la flexibilidad y los avances en productividad, que a menudo es el objetivo de la automatización. Cuando las empresas se vuelven más productivas en procesos repetitivos, suelen perder flexibilidad. Se vuelve más costoso cambiar los procesos de producción o realizar ajustes para los trabajadores, incluso a nivel de ergonomía. En resumen, la «automatización de suma cero» es una compensación, mientras que la «automatización de suma positiva» consiste en utilizar un diseño tecnológico y una estrategia diferentes para obtener tanto productividad como flexibilidad.
Esto no sólo es importante para el rendimiento de la empresa, sino también para los trabajadores. Muchas compañías que adoptan robots contratan a más personas. Es una incógnita si esos empleos mejorarán. Por tanto, si se fomenta la flexibilidad como parte del proceso de automatización, esto puede ser mejor para los trabajadores, incluida una mayor aportación de éstos.
Julie Shah: Yo desarrollo robots con inteligencia artificial y he trabajado gran parte de mi carrera en el sector manufacturero, tratando de acabar con este paradigma en el que hay que elegir entre que un humano haga el trabajo o que lo haga un robot, lo cual es, por definición, una suma cero. Requiere un esfuerzo muy intencionado en dar forma a la tecnología para hacer sistemas flexibles que mejoren la productividad.
P: ¿Con qué frecuencia las empresas no se dan cuenta de que la automatización puede dar lugar a este tipo de compensación?
Shah: El error es prácticamente omnipresente. Pero cuando visitamos las empresas para nuestra investigación, vimos que las que tienen éxito en la adopción y ampliación del uso de robots tienen una mentalidad muy diferente. La forma tradicional de pensar en el desplazamiento de mano de obra es: si pongo este robot, quito a esta persona. Acabamos de estar en una fábrica en la que un trabajador supervisa varios robots y nos ha dicho: «Como mi trabajo se ha hecho más fácil, ahora puedo compartir el tiempo entre varias máquinas y, en lugar de estar locamente ocupado, puedo dedicar el 20% de mi tiempo a pensar cómo mejorar todo esto». La curva de aprendizaje en la fábrica está impulsada por las personas y su capacidad de innovación.
Armstrong: A veces es difícil medir el impacto de una tecnología antes de implantarla. No sabes realmente qué costos o beneficios ocultos pueden surgir. Que los trabajadores dediquen más tiempo a resolver problemas de forma creativa se convierte en un beneficio consecuente. En el contexto de la atención médica, por ejemplo, la automatización de tareas administrativas puede tener resistencia, pero en nuestras entrevistas, los empleados hablaron de cómo ahora pueden centrarse en las partes más interesantes de su trabajo, por lo que vemos un resultado que es bueno para los trabajadores y también potencialmente bueno para la mejora continua en estas empresas.
El artículo [de Harvard Business Review] se centraba en las tecnologías de hardware, pero las organizaciones pueden ser muy creativas a la hora de conectar el software de atención al público que utilizan para vender sus productos con el otro software que controla sus máquinas. Otro sector que me ha interesado es el de la logística y el almacenamiento, que en cierto modo experimentó mayores avances en robótica y automatización, y en el que existe un gran potencial para mejorar la calidad del empleo.
P: En su encarnación actual, ¿en qué consiste la Iniciativa Trabajo del Futuro?
Shah: La Iniciativa Trabajo del Futuro tiene lo que llamamos una «clínica de automatización», en la que llevamos a investigadores y estudiantes a las empresas manufactureras para estudiar cómo éstas pueden salir de la suma cero y exponer los casos de éxito. Pero la iniciativa no se limita a eso. Existen otras iniciativas de estudio, además de diferentes formas de implicar al profesorado y la investigación en todo el Instituto.
Armstrong: Estamos desarrollando una biblioteca abierta de estudios de casos. Siempre estamos indagando acerca de nuevos lugares para visitar y nuevos socios industriales de los que aprender. Buscamos oportunidades más estructuradas para los debates en el campus. La Iniciativa Trabajo del Futuro no es una comunidad cerrada, y nos gustaría mucho llegar a la gente del MIT. Resulta emocionante y estimulante tener encargados de laboratorio de robótica trabajando simultáneamente con científicos sociales. Ocurre en el MIT, pero puede que no pase en otros lugares. Intentamos promover la colaboración entre personas que se plantean las mismas interrogantes de distintas maneras.
Shah: Cuando el equipo del Trabajo del Futuro comenzó en 2018, había carteles publicitarios que decían a la gente que mejor se jubilaran ahora [debido a los robots]. Pero lo que ocurre tiene muchos más matices. Existen todos estos futuros posibles a medida que se despliegan estas tecnologías. Preguntarse por las decisiones organizativas que producen resultados positivos para las empresas y los trabajadores constituye un programa de investigación amplio y a largo plazo. Aquello es muy motivador, creo, para la gente que hace el trabajo de ingeniería, e implica un amplio compromiso. Eso es lo que pretendemos.