Tiene 14 años, vive en Bajada San José y es tutor del curso realizado por Fundación Technology with Purpose y Fundación Scrum en el barrio. Descubrí su historia de pasión y generosidad.
FUENTE:www.lavoz.com.ar
AUTORA:Rocío Ledesma
Durante los últimos años, el constante avance de las nuevas tecnologías llevó a que disciplinas como la robótica y la programación cobraran mucha más relevancia. En este contexto nace la historia de Braiton Criado, un adolescente que con apenas 14 años enseña robótica a niños y a niñas que tienen entre 9 y 13.
Braiton vive en Bajada San José, al este-sudeste de la capital cordobesa, está cursando el tercer año de la escuela secundaria, y es un apasionado por los videojuegos, característica que lo llevó a anotarse en un curso de robótica que en 2022 se comenzó a dictar en la capilla del barrio.
Esta propuesta, que despertó tanto interés en el adolescente, surgió cuando Fundación Technology with Purpose, de la empresa Santex, se acercó a Fundación Scrum, que hace más de 10 años trabaja en el barrio junto con el Apostolado Los Josefinos.
“Yo iba al apoyo escolar con Los Josefinos, ahí me contaron que iban a dar el curso, y me anoté”, relata Braiton a La Voz, quien recuerda que al principio le costó un poco comprender lo que se enseñaba, pero que con el tiempo “le agarró la mano”.
Para la camada de 2023, las fundaciones le ofrecieron a Braiton ser tutor del curso y trabajar codo a codo con los profesores. “Les enseño a armar cosas. Hay muchos chicos a los que les llama mucho la atención la robótica, se divierten mucho”, dice. Además, confiesa que gracias a su invitación muchos de sus primos ya toman el curso y que incluso se sumó su hermana menor, de 9 años.
La propuesta también llegó a sus compañeros de la escuela: “A algunos compañeros les pregunté si querían acercarse al barrio para hacer el curso. Hay cuatro que quieren participar y me dijeron que van a hablar con los padres para venir”, explica el chico.
Un mundo nuevo para Braiton y para los pibes y las pibas del barrio
“La robótica es algo que yo no conocía, nunca había tenido una experiencia tan linda como esta ni había podido participar de ningún curso de tecnología”, afirma Braiton.
Así, todos los viernes se acuesta temprano y los sábados se levanta “ansioso” para ir hasta la capilla y esperar a los profesores, según cuenta su mamá, Marta Ceballos.
“Como tutor, lo veo muy entusiasmado, es algo que le encanta. Incluso los chicos se pelean para que él los ayude, porque tiene mucha facilidad para hacer las cosas”, cuenta la mujer. Y agrega: “Lo veo totalmente cambiado. Él era muy tímido y ahora se está soltando”.
Sobre la propuesta en el barrio, Braiton sostiene que es algo que “saca a los chicos de la calle”. “Los chicos que van me dicen que se sienten cómodos, se los ve entusiasmados y no quieren faltar a ninguna clase, incluso a veces me vienen a buscar a mi casa para ir juntos”, describe.
“Hay muchos chicos en la calle, esto sirve para que salgan de eso, puedan ser conscientes y hacer algo para su bien. Los invito a que se sumen porque es una propuesta muy linda”, dice.
En 2022, sólo siete niños tomaron el curso. Este año, el número ascendió a 23 y comenzaron a dar clases en dos aulas, por la falta de espacio en la capilla. Asimismo, comparten momentos con otras actividades que articulan Apostolado Los Josefinos y Fundación Scrum como talleres de arte, de rugby, de apoyo escolar y de desayuno.
Un futuro con ganas
Aunque aún le falten un par de años para ingresar a la universidad, Braiton ya está averiguando cómo funciona ese mundo académico y cuáles son las carreras relacionadas con la tecnología que hay en Córdoba.
“Cuando sea grande, quiero ser programador, quiero ir por ese lado de la tecnología porque es algo que me gusta mucho. También estaría bueno ser profe, me gusta mucho enseñar”, comenta.
En ese sentido, Mauricio Ilario, uno de los docentes, califica a Braiton como “un chico responsable y tranquilo”, y señala que tiene “aptitudes necesarias para ser un docente”. Asimismo, lo destaca como “ejemplo juvenil” y asegura que el curso representa una “forma de democratizar el saber y generar más oportunidades en espacios un poco vulnerados”.
De eso se trata este relato: generar nuevas oportunidades. Es no mirar a un costado y ser capaces de acercar propuestas como estas a sectores de la sociedad que, quizás, de otra forma no podrían acceder a ellas.
Las fundaciones que trabajan con voluntarios, las empresas que invierten, los vecinos que ayudan, los niños que se interesan, Braiton que comparte su conocimiento, Marta que está presente en todo el barrio y un montón de actores que se involucran, son quienes hacen posible esta y muchas iniciativas. Son quienes trabajan para generar nuevas oportunidades y para que existan muchos Braiton más.