FUENTE: El Correo

AUTOR: Julio Arrieta

En su novela ‘El sol desnudo’ (1957) el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov imaginaba un planeta, Solaria, habitado en el siglo XLVII por una población muy reducida de humanos asistidos por miles de robots y que se relacionan entre ellos a través de avatares. Cuando quedan para charlar, pasear o incluso para comer, los solarianos no van en persona. Lo hacen sin moverse de sus casas, mientras envían a sus dobles tecnológicos, en este caso hologramas, a encontrarse. Imagine poder visitar la Bienal de Venecia sin desplazarse de su ciudad, enviando en su lugar un robot a través del que ve lo que se expone allí. O con el que incluso puede abrazar al guía. No es fantasía científica, es una realidad practicable con un robot, el iCub, desarrollado por investigadores del Instituto Italiano de Tecnología (IIT).

«Sentir y moverse en un lugar sin estar en él, este es el principal objetivo del nuevo sistema de telexistencia avanzada del robot iCub también llamado sistema de avatar iCub3», dicen desde el IIT, con sede en Génova. Este iCub es un robot humanoide de aspecto infantil, algo más grande que sus versiones anteriores, que pesaban 33 kilos y medían poco más de un metro de estatura. El iCub3 pesa 52 kilos y mide 1,25 metros. Creado por este centro tecnológico italiano y un consorcio formado por varias universidades europeas, puede caminar, sentarse e incluso moverse a gatas. Como robot social, su rostro ha sido diseñado para poder reproducir expresiones faciales humanas.

El desarrollo presentado ahora es el resultado de una investigación realizada por un equipo coordinado por Daniele Pucci, investigador principal del Laboratorio de Inteligencia Artificial y Mecánica (AMI). Su objetivo es obtener robots humanoides que puedan trabajar como avatares, cuerpos robóticos que actúen en lugar de los humanos sin sustituirlos pero permitiéndoles estar donde ellos no pueden. Por ejemplo visitando una exposición, aunque se plantean otras muchas aplicaciones.

Múltiples aplicaciones

«Creemos que esta dirección de investigación tiene un enorme potencial en muchos campos», explica Pucci. «Por un lado, la pandemia actual nos ha enseñado que los sistemas avanzados de telepresencia pueden llegar a ser necesarios muy rápidamente en distintos campos, como la sanidad y la logística. Por otro lado, los avatares podrían permitir a las personas con graves discapacidades físicas trabajar y realizar tareas en el mundo real a través del cuerpo robótico. Esto puede ser una evolución de las tecnologías de rehabilitación y prótesis».

Las posibilidades del iCub3 se demostraron a través de una visita turística. Un operador humano que se encontraba en Génova, en la sede del IIT, ‘visitó’ el Pabellón de Italia en 17 edición de la Exposición Internacional de Arquitectura – La Bienal de Venecia, a 300 kilómetros de distancia. En realidad, quien caminaba por la exposición era esta nueva versión del robot humanoide. El primero manejaba al segundo a través de una conexión básica de fibra óptica, con apenas unos milisegundos de retardo. «Los investigadores demostraron que el sistema transmite la locomoción, la manipulación, la voz y las expresiones faciales del operador al avatar robótico, a la vez que recibe retroalimentación visual, auditiva y táctil», según el IIT. Es decir, el ‘turista’ inmóvil veía a través de los ojos del robot, caminaba con las piernas de este y tocaba con sus manos, cuyos cinco dedos reproducen las mismas articulaciones que las humanas. Y también oía y hablaba a través de su avatar.

En la demostración, el sistema iFeel del IIT seguía los movimientos corporales del operador, que eran transferidos al iCub3 en Venecia. El robot se movía como su usuario en Génova, incluyendo sus expresiones, hasta «los parpadeos y los movimientos de los ojos», que el avatar «reproduce con un alto nivel de fidelidad». El usuario pudo sonreír, hablar y estrechar la mano al guía en Venecia. Y, cuando este abrazó al robot, el operador genovés lo sintió gracias al traje iFeel del IIT. Guía y usuario pudieron también hablar a través del androide.

«Es la primera vez que se prueba un sistema con todas estas características utilizando un robot humanoide con piernas para el turismo a distancia, de modo que el operador humano pueda sentir y experimentar lo que sucede en el lugar donde se encuentra el avatar». Este sistema es un prototipo y puede seguir desarrollándose «para ser aplicado en diferentes situaciones, desde la respuesta a desastres hasta la asistencia sanitaria, y también en el metaverso», según Pucci.


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