FUENTE: www.businessinsider.es
AUTOR: Adrián Francisco Varela
Cada vez más empresas recurren a los robots para optimizar sus procesos, como muestran las fábricas y almacenes automatizados de compañías como Nissan, Amazon o UPS.
Mientras varios sectores advierten de la creciente escasez de mano de obra humana, otros avanzan en la digitalización y automatización de sus procesos, generando incertidumbre sobre el futuro del empleo.
¿Los robots nos quitarán el trabajo en un futuro cada vez más cercano? Los expertos tienen todo tipo de respuestas para esta pregunta, desde los que opinan que la digitalización creará tantos empleos como destruya hasta los que consideran inexorable que el avance tecnológico implique la destrucción de cientos de millones de empleos en todo el mundo.
Esta división de opiniones refleja, además, la incertidumbre ante el futuro del empleo, en un contexto en el que muchas compañías han avanzado rápidamente en su digitalización debido a la pandemia y otras están optando por automatizar sus procesos más mecánicos, como sucede en las fábricas automovilísticas o en los almacenes logísticos, entre otros sectores.
Mientras, varias industrias están comenzando a alertar en todo el mundo de una creciente escasez de mano de obra, vinculada en algunos casos a la precariedad laboral, en otros a la necesidad de contar con unos conocimientos o una formación específica o de adaptarse a nuevas herramientas y, en el caso de Reino Unido, a cambios en la legislación laboral y de extranjería tras la llegada del Brexit.
La digitalización, ¿creará o destruirá empleo?
Así, el pasado mayo, McKinsey publicó un informe en el que preveía que entre 75 y 375 millones de trabajadores en todo el mundo tendrán que cambiar de categoría laboral de cara a 2030 debido al impacto de la digitalización, la implantación de la inteligencia artificial y la automatización, lo que implica la recolocación de entre el 3% y el 14% de toda la mano de obra mundial en menos de una década.
No obstante, el estudio de McKinsey también considera que la automatización y las nuevas tecnologías también generarán beneficios a los usuarios, las empresas y la economía general al aumentar la productividad y el crecimiento económico, además de augurar que se crearán más puestos de trabajo que hasta ahora no existían, como ha sucedido con otros desarrollos tecnológicos en el pasado.
Mientras, otros expertos son más pesimistas, como los economistas Ziad Daoud y Scott Johnson, que publicaron un informe a finales de 2020 en el que calculaban que hasta 800 millones de empleos en todo el mundo están en riesgo por el avance de la robotización de cara a 2030, especialmente en los países del Golfo Pérsico, República Checa, Eslovaquia o Japón, donde abundan los empleos reemplazables por la automatización.
No obstante, también hay pronósticos más halagüeños, como los de la consultora Cognizant, que estima que se crearán 21 millones de puestos a causa de la revolución tecnológica, o los investigadores del Instituto alemán para la Investigación en Empleo, Britta Mattes y Enzo Weber, que aseguran que ninguna profesión podrá automatizarse completamente y que el aumento de la productividad permitirá contratar más profesionales.
En cualquier caso, el debate ha calado en la sociedad y los trabajadores son cada vez más conscientes del profundo cambio que entrañará la transformación digital. De hecho, en España, según la 10ª Encuesta de Percepción de la Ciencia de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), cerca de un 20% de los encuestados prevé que su trabajo podrá ser realizado por un robot o por inteligencia artificial en 15 años.
Los robots toman posiciones en fábricas y almacenes
Como ejemplo del avance de la automatización destaca el anuncio de que Nissan tiene previsto implantar gradualmente en todo el mundo el modelo de su fábrica inteligente de Togichi (Japón), en la que la mayor parte del trabajo se realiza a través de robots controlados por inteligencia artificial mientras unos pocos trabajadores se centran en tareas más complejas de supervisión o mantenimiento.
“Hasta ahora, los trabajadores tenía que hacer ajustes de producción basándose en su experiencia, pero ahora los robots con inteligencia artificial, que analizan los datos recopilados, pueden hacerlo. La tecnología se ha desarrollado hasta ese nivel», según ha asegurado el vicepresidente ejecutivo de Nissan, Hideyuki Sakamoto, a ABC News.
Así, los brazos mecánicos de la línea de montaje montan, ensamblan y pintan las piezas de 3 modelos diferentes, eléctricos, híbridos y de combustión fósil, mientras que varias cámaras observan el proceso desde varios ángulos para detectar cualquier posible fallo, lo que les permite adaptarse a la escasez de mano de obra, la pandemia y la reducción de emisiones contaminantes, con la meta de que Nissan alcance en 2050 la huella de carbono cero.
La firma automovilística japonesa prevé lograr esa meta tanto en su producción como en la vida útil de sus vehículos reduciendo el consumo energético en el proceso de pintado de las piezas de los vehículos mediante el uso de nuevos materiales, pero también optimizando los proceso de extracción de materias primas, manufactura, uso y reciclaje, según la cadena estadounidense.
Sakamoto ha precisado que todavía es difícil precisar el ahorro que les supondrán estas líneas de ensamblaje totalmente automatizadas, aunque la compañía tiene previsto volver a beneficios en el próximo año fiscal a pesar de la escasez de piezas que afronta y ha anunciado que implantará gradualmente las innovaciones desarrolladas en la fábrica inteligente de Togichi en sus centros de producción de todo el mundo, incluyendo los de su socia Renault.
De forma similar, Amazon también se esta centrando en la automatización de sus centros logísticos y ya cuenta con 175 de esos almacenes inteligentes, principalmente en EEUU, en los que hay 10.000 robots autónomos por cada 1.000 trabajadores humanos. Estos centros automatizados buscan optimizar al máximo sus procesos logísticos y facilitar al máximo la reducción de tiempos de proceso y entrega de pedidos.
Además, Amazon y otras compañías como UPS, Ford, Domino’s o Just Eat también han presentado ya prototipos de robots con los que están desarrollando pruebas piloto para automatizar el reparto de pedidos, mientras que las 3 principales compañías chinas de comercio electrónico, Alibaba, JD.com y Meituan, están aumentando sus flotas de robots autónomos repartidores para contar con unos 2.000 en funcionamiento a lo largo de 2022.
No obstante, la empresa que marca la pauta en esta tendencia es Boston Dynamics, que se hizo universalmente conocida tras presentar a Spot, su perro robot que comenzó a comercializar en 2020. Su último prototipo, denominado Stretch, se centra en carga y descarga para almacenes, dentro de la estrategia de esta compañía por desarrollar robots que ayuden a las grandes empresas en las tareas más complejas para humanos.
Además del sector privado, los robots también pueden comenzar a implantarse en la esfera pública, como en el caso de los robots que la Inspección de Trabajo prevé implantar en España para detectar fraudes a la Seguridad Social en las empresas y automatizar las sanciones, una iniciativa que ha suscitado el rechazo de los funcionarios humanos y de la propia patronal, que ha criticado que podría suponer un aluvión de multas.
Sea como fuere, el futuro no necesariamente será un camino de rosas para los nuevos trabajadores robotizados, dado que ya se han registrado casos de despidos, como el caso del robot Pepper de Softbank, y algunas voces, como el fundador de Microsoft, Bill Gates, llevan años defendiendo que los robots paguen impuestos, o más bien las empresas que los implanten, siempre que su uso sustituya un puesto de trabajo humano.