FUENTE:elmundo.es
AUTOR:saposyprincesas
En los últimos años, la robótica ha ganado mucha popularidad no solo entre los niños, sino también entre los adultos. De hecho, cada vez se oferta más en colegios y centros educativos como actividad curricular o extraescolar debido a los múltiples beneficios que aporta. Ofrece una oportunidad única de desarrollar la imaginación y la creatividad de los niños de manera lúdica y divertida. El hacer su propio robot, despierta su interés por este importante campo de la ciencia y les permite desinhibirse y expresarse, imaginar y crear sin límites. El tren del futuro ya está aquí, y no podemos perderlo.
Por ello, desde Sapos y Princesas apostamos por la juguetrónica. Te invitamos a que juegues con tus hijos o simplemente observes cómo aprenden mientras juegan, comprobarás lo positivo que resulta para ellos experimentar con juguetes STREAM (Ciencia, Tecnología, Robótica, Ingeniería, Arte y Matemáticas).
Juguetes de robótica
Con la robótica, los niños pueden crear sus propios robots y disfrutar de su montaje, una actividad que permite que se familiaricen con campos a priori más complicados como la tecnología, la electrónica, la codificación y la programación. Además, si decides dedicarle tú también un poco de tiempo, podréis trabajar en equipo, os sorprenderá su capacidad de razonar y la facilidad con que asimilan conceptos.
La robótica y la programación les enseñan a manejar el ordenador y otros dispositivos con la soltura que la era en la que viven requiere. Son disciplinas que les obligan a pensar, fomentan el desarrollo de diferentes competencias y el interés por la ingeniería y la ciencia. Además, permiten aplicar la teoría de una manera fácil y sencilla, visibilizando así las múltiples posibilidades que la tecnología nos brinda y disfrutando mientras aprenden.
Lo divertido en este caso, no es solo el resultado final, que ellos mismos proyectan, sino también el montaje paso a paso de una creación única e irrepetible. Además, la manipulación de piezas tan pequeñas les ayuda a desarrollar la motricidad fina y la coordinación ojo-mano. Mientras juegan, tendrán que buscar soluciones a los problemas que van encontrando y despertar su pensamiento crítico, ambos tan indispensables para el desarrollo de su personalidad. Al ver su esfuerzo materializado en un robot real y comprobar que han sido capaces de llevar a cabo su proyecto, se potencia su autoestima.
1. Doc el Robot
Un robot educativo que ha diseñado para que los niños aprendan codificación y programación por bloques. Doc introduce a los más pequeños dentro de la robótica educativa de una forma simple e intuitiva, experimentando con distintos modos de juego con niveles de dificultad ascendente. Edad recomendada: +5.
2. LEGO Boost
Incluye un concentrador motorizado, un motor adicional y un sensor de color y distancia, así como más de 840 piezas para construir cualquiera de los 5 modelos. Las instrucciones de construcción solo están disponibles en la app gratuita LEGO BOOST, que se actualiza periódicamente con nuevos desafíos y opciones de programación. Edad recomendada: 7-12.
3. Robotics Alfabot
Este juego se ha diseñado inspirado en la metodología STEM para que los niños puedan desarrollar habilidades manuales y la creatividad. El juego incluye 237 piezas y un libro educativo con 36 páginas para que puedan construir un robot. Edad recomendada: +8.
4. Evolution Robot
Este juego incluye todo lo necesario para montar un robot y después programarlo. Incluye un manual ilustrado para facilitar el montaje y el aprendizaje de conceptos de electrónica y robótica. Podréis descargaros una app gratuita para jugar con distintas modalidades. Edad recomendada: +8.
5. Robótica hidráulica
Fabrica un brazo robótico articulado ensamblando los elementos suministrados. Añade agua en el sistema hidráulico y controla los movimientos del brazo en todas direcciones con las 6 palancas. Tiene capacidad para manipular objetos de hasta 50 g con sus pinzas. Edad recomendada: +10.
La educación STEM (Science, Technology, Engineering & Mathematics) hace de lo ordinario algo extraordinario y consigue que los niños sean constructores de su propio conocimiento. Tanto los padres como los profesores podemos hacer del aprendizaje un reto divertido.