FUENTE: xataka.com

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Cuando los satélites llegan al fin de su vida útil, por lo general, tienen dos opciones para no estorbar a los operativos: utilizar su último remanente de combustible para desintegrarse en la atmósfera terrestre o moverse hacia una «órbita cementerio». Sin embargo, una nueva opción está surgiendo con fuerza. Los satélites, como si de un coche se tratara, podrán recibir mantenimiento en órbita, algo que les permitirá seguir funcionando por mucho más tiempo.

No estamos hablando de las misiones de mantenimiento como las que la NASA realizó con el Telescopio Espacial Hubble, en las que los astronautas hicieron caminatas espaciales para repararlo. En cambio, nos referimos al proyecto del gigante aeroespacial estadounidense Northrop Grumman, que ha llegado a un acuerdo con SpaceX para lanzar al espacio la segunda generación de sus sistema de mantenimiento de satélites en órbita geoestacionaria.

 

Una tecnología conocida que evoluciona

 

En el pasado ya habíamos hablado de la primera generación de este sistema, que consistía en acoplar un «vehículo de extensión de vida» (MEV, por sus siglas en inglés) para dar nueva vida a los satélites que se habían quedado sin combustible. El sistema la segunda generación, según Northrop Grumman, ampliará sus capacidades para ofrecer inspección robótica detallada, reubicación y reparación de satélites comerciales.

 

 

La compañía afirma que la tecnología ahora está los suficientemente desarrollada como para ofrecer estos servicios en órbita geoestacionaria de manera permanente. Y Northrop Grumman (a través de su subsidiaria SpaceLogistics) ya tiene su primer cliente para poner a prueba su sistema de nueva generación y demostrar su fiabilidad. Se trata de Optus, el propietario y operador de satélites más grande Australia.

En la primavera de 2024, Northrop Grumman lanzará al espacio su sistema de nueva generación compuesto por un vehículo robótico (MRV) y tres vehículos de extensión de vida (MEP). Como podemos ver en el vídeo de ejemplo de arriba, el MRV realizará una serie de pruebas en órbita con su brazo robótico mientras lleva a cabo su misión principal, instalar el MEP el satélite D3 de Optus. Si todo sale según lo esperado, el aparato que estaba por quedar fuera de servicio extenderá su vida útil seis años.

 

 

Sin embargo, el sistema puede más que acoplar su MEP a satélites envejecidos. No obstante, las otras capacidades se podrán a prueba en futuras misiones. Un dato no menor es que el brazo robótico del MRV se desarrolló gracias al proyecto DARPA del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Si bien Northrop Grumman no ha dicho nada al respecto, esta tecnología también podría ser utilizada para satisfacer las necesidades del gobierno de Estados Unidos.

Northrop Grumman es un viejo contratista de defensa y tecnología aeroespacial de EEUU, por lo que una colaboración entre ambos que involucre la tecnología de reparación de satélites en órbita (u otros alcances) no sería de extrañar. La administración de Joe Biden ya ha expresado su preocupación por el músculo espacial de China, que ya puede remolcar satélites en órbita y hasta trabaja en un brazo robótico capaz de «estrangular satélites como una presa».


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