FUENTE: IguanaRobot

AUTORES: Sebastián Pérez y Isabel Fuentes, comunicaciones IguanaRobot

Con 1.70 metros de altura y 80 kilos de peso, el robot chileno Zippedi se encarga de revisar el stock de productos en supermercados y también, ayuda a detectar los rótulos de precios incorrectos o faltantes y la correcta disposición de productos en las góndolas. En Chile están presentes en alrededor de 20 supermercados de la reconocida cadena Jumbo y 30 en locales de la cadena Homecenter. Además, ya están operando en Estados Unidos y Colombia. 

IguanaRobot quiso conocer todos los detalles de la creación, desarrollo e implementación que implica una tecnología como esta. Por eso, nos reunimos con el cofundador y encargado científico de Zippedi, Álvaro Soto. El profesor de la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile compartió su experiencia de trabajo con este robot. 

Zippedi – AI Driven Retail

¿Cómo nace y comienza este proyecto? 

En ese momento trabajaba en un proyecto de retail orientado a la atención de personas con Ariel Schilkrut (cofundador Zippedi) y Luis Vera (CEO Zippedi) , ambos emprendedores con amplia trayectoria en retail. Junto a ellos comenzamos a pensar en la posibilidad de poner un robot en alguna tienda. Después de golpear varias puertas, gracias al apoyo de Corfo (Corporación de Fomento de la Producción) y la gentil colaboración de Cencosud que nos permitió probar los primeros prototipos en sus tiendas, nace el robot Zippedi.

 Después de golpear varias puertas, gracias al apoyo de Corfo y la gentil colaboración de Cencosud que nos permitió probar los primeros prototipos en sus tiendas, nace el robot Zippedi.

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– ¿Cree que el hecho de que este proyecto haya sido financiado, en parte, por el Estado fue valorado por los potenciales clientes? ¿Cómo fue el recibimiento de las empresas a partir de ello? 

– Que haya sido apoyado por el Estado no generó ninguna diferencia para las empresas. De hecho, fue muy difícil tratar de llevar este robot a ser un producto comercial, porque los fondos del Estado no creían en la posibilidad de hacer tecnología como esta en Chile. Nos tomó tres años en que postulamos sistemáticamente a esos fondos y todos los proyectos fueron rechazados. En los comentarios que nos entregaban decía que esto era ciencia ficción y que no se podía hacer. El cambio fue cuando llegaron Ariel y Luis. Ellos comprometieron contrapartes de fondos privados y con eso pudimos “apalancar” los fondos del Estado desde Corfo. Probablemente eso fue lo más difícil.

Luego, lo que realmente atrajo a los ejecutivos de Jumbo para apoyar esto, fue que ellos estaban muy conscientes del problema de supervisión del estado de las góndolas y no habían podido encontrar soluciones en el mercado. Así que cuando les presentamos el proyecto les hizo mucho sentido, porque ya habían descubierto la necesidad de hacer algo visual con lo que sucedía en las góndolas, puesto que es muy difícil hacerlo de forma manual. Los supermercados son extensiones muy grandes donde hay que hacer una serie de revisiones que, a menos que tengas un ejército de personal trabajando todas las noches, no se pueden realizar. Por eso, a ellos les interesaba la posibilidad de llevar a cabo un proyecto de este tipo.

– ¿Cómo se dividen las tareas en el equipo? 

-Yo estoy en la parte técnica, con todo lo que es la tecnología. Ariel está en el área de operación y Luis se encarga de los inversionistas y de hacer el contacto internacional. Pero independiente de eso, trabajamos bastante como equipo, en el sentido de que los tres somos parte del directorio y nos reunimos una vez a la semana. Creo que eso ha sido muy importante para Zippedi, que hay mucha comunicación interna.

Y otra de las cosas que ha sido fundamental para Zippedi es que hemos tenido la fortuna de atraer gente muy buena. Por ejemplo, en el comienzo, debido a que veníamos de la Universidad Católica, o por lo menos yo en la parte técnica, trajimos un grupo que ya había trabajado en este proyecto en la universidad. Son personas muy preparadas y comprometidas. Creo que los proyectos robóticos de alta tecnología, en un país como Chile que no tiene tanta tradición en esto, atraen a profesionales que anhelan tener espacio para desarrollar cosas de este tipo. 

Si bien, muchas veces soy la cara visible de Zippedi, esto es un trabajo de mucha gente, cuya labor es fundamental y tiene un gran valor para mí. El mérito es del capital humano dispuesto a enfrentar el desafío de levantar una empresa que desarrolla tecnología robótica de tal nivel, que ya la hemos exportado a Estados Unidos. 

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– ¿Ese equipo se encuentra en Chile hoy día? ¿Cómo proyectan su trabajo a futuro?  

– Sí, el equipo técnico sigue en Chile. Aquí tenemos nuestro centro de operación técnica y la mayor parte de los directores de las distintas líneas técnicas, son personas que nos acompañan desde un comienzo. Zippedi se ha convertido en un lugar de trabajo desafiante y un ambiente que los enriquece, y eso también ha sido muy bueno. 

– ¿Cómo se realiza la implementación de esta tecnología en un nuevo cliente? 

– Los supermercados tienen toda la información de góndolas y productos en sus bases de datos. Ellos nos dan acceso a esos archivos. Entonces, claramente hay una fase de inicio en la que debemos ponernos de acuerdo en cómo nos mandarán la información. Los datos deben ser enviados diariamente por la enorme cantidad de cambios de precios que se hacen. 

En una tienda se cambian alrededor de 600 precios a la semana y si se multiplica por una cadena que tenga 100 locales, ya son 60.000 precios a la semana que hay que modificar. Es ahí donde se producen errores. Zippedi redujo este problema prácticamente a 0. 

Lo que el robot hace, es que se conecta con una impresora y produce todos los flejes (cinta que va en cada góndola y exhibe los precios de los bienes) que se necesitan cambiar. En seguida, el trabajador va, y mediante el uso de un chatbot desarrollado por Zippedi, obtiene toda la información para hacer las correcciones necesarias.

– ¿Qué aprendieron gracias a la aplicación de esta tecnología? 

– Hay un aspecto técnico que es importante, pero mi impresión es que uno tiene que demostrar el valor que aportará a cada compañía. Muchas veces, con la robótica sucede que uno se enamora de la tecnología, pero al final se trata también de un producto y desde el punto de vista del cliente lo que les interesa no es que sea una tecnología de robótica, sino que realmente les ayude con sus dolores de cabeza y en ese sentido es el valor que hay que demostrar. 

Además, vimos que el levantamiento de mediciones no era suficiente. Había que actuar y coordinar que esas mediciones fuesen funcionales. Uno pensaría que los supermercados tienen equipos internos que van a darse cuenta de esto y lo van a implementar, pero ellos también están ocupados con sus propios incendios y al final no hay nadie que lo haga.

Hay un video en mi página web con una entrevista a uno de los reponedores de supermercado que nos encanta, porque él dice de forma muy natural: “esto me cambió la vida, porque antes yo llegaba al supermercado en la mañana y no tenía idea por dónde partir, en cambio ahora, llego y tengo súper claro qué hacer”.

Esta nueva herramienta les permite ser mucho más eficientes, porque hace un levantamiento de información a un nivel que para un operario es muy complicado. 

– ¿Qué herramientas utilizan para descubrir las oportunidades en los distintos sectores y modelos de negocios? 

– Nosotros desarrollamos este primer producto que tenía la capacidad de cubrir una necesidad clara del retail, pero una vez que tuvimos eso, al tratar de implementarlo, tuvimos que acercarlo a la realidad de los trabajadores que lo iban a utilizar en el supermercado. Creamos, por ejemplo, un chat bot, y todo el desarrollo de interfaces se realizó muy de cerca con el cliente. Otra cosa que resultó muy asertiva fue poner mucho empeño en contratar personas que iban todos los días al supermercado a ver cómo se estaba usando el robot. 

Un robot será útil en la medida que la gente lo use y no quede solo ahí, sino que realmente se  aterrice el problema que se está produciendo y se vea cómo poder solucionarlo, desde el punto de vista de la interfaz, o de la tecnología misma. 

Esto es algo que seguimos haciendo. Por ejemplo, una de las transformaciones que hicimos fue que nuestro producto inicial estaba pensado para supermercados, pero hoy en día uno de nuestros mejores clientes son tiendas de mejoramiento del hogar. 

– ¿Cuáles son sus próximos desafíos y proyectos? 

– Ahora poseemos un producto funcional, pero tenemos en carpeta un deployment de muchos robots en distintos puntos. Queremos que este proyecto escale y podamos producir 1.000 robots al mes. Para eso y para abarcar una zona geográfica amplia se requiere fabricación y logística, por lo que uno de nuestros esfuerzos en el último tiempo ha sido escalar la producción del robot y buscar un socio en EE.UU. que tenga implementada una logística apropiada para que podamos responder en forma acertada a este escalamiento.


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